En el 2018, con el objeto de estudiar batería, me mudé a Londres cumpliendo así uno de mis sueños más preciados, que era poder asistir a una universidad en el exterior, y que mejor que en una de las Capitales más importantes del mundo, si todo marcha bien seguro más adelante escribiría acerca de la experiencia, pero hoy nos centraremos en cómo surge la idea de hacer conciertos en la oscuridad.
Vivía en un apartamento compartido en Canada Water y el metro de la línea Jubilee Line, estaba a pocas paradas de Southwark (se pronuncia Sádoc, si dices saudguark no es lo mismo XD), allí se encuentra la Universidad LCCM dónde asistí por un año. Mi rutina diaria se basaba solo en estudiar y estudiar, iba de la universidad a mi habitación y viceversa, casi compulsivamente, porque tenía claro a lo que iba, con decirte que no he visitado, Abby Road para hacerme la foto de The Beatles, ni siquiera el Hard Rock café, tenía claro que el turismo sin duda estaba en un tercer plano.
En mis recorridos por distintas estaciones del metro había algo que me llamaba la atención bastante siempre que subía o bajaba por las largas escaleras mecánicas, podía observar en los laterales las publicidades de un sinfín de espectáculos musicales, uno que realmente me hizo chispa en el cerebro fue el de BIG “El Musical”, como por decir un ejemplo, me daba la sensación de que se podía hacer un musical casi con cualquier temática.
Con el tiempo fui observando cada vez más y más a la gente, sobre todo en mi entorno, en mi universidad había gente de mi edad (36) y mayores, pero la gran mayoría rondaban los 20 años de edad lo cual era un desafío para mi, ya que se trataba de otra generación, con otra cabeza, con otra visión, era la primera vez que estaba contemplando algo que tenía en mi cabeza hacía mucho tiempo...
Por supuesto que es un medio necesario para trabajar y hasta para la vida cotidiana, pero su uso no creo que pudiera reemplazar a las relaciones humanas sin tecnologías de por medio ¿Entonces se había perdido la conexión real entre las personas?
Lo visual desde mi punto de vista comenzaba a ser una especie de trampa, que no dejaba ver la realidad de las cosas.
En una de mis visitas de descanso en Málaga me lesioné el brazo derecho, a la vuelta a Londres tenía prohibido tocar la batería, asistía a las clases y hacia todo menos sentarme en mi querida amiga Pearl del “drum booth” de alfombra amarilla (que se encuentra en la primer planta para bateristas al final del pasillo a la izquierda). Como debía mantener el brazo derecho casi inmóvil comencé a practicar piano en la sala continua (con la mano izquierda Jaja) Todo un mundo nuevo de posibilidades, mucho tiempo para aprender algo de armonía y para meditar.
Deseaba un musical que sea eso! Un musical!, que se meta con lo más profundo de nosotros, para reivindicar el derecho natural que tenemos los seres humanos de conectarnos con nosotros mismos sin ánimos de complacer a nadie, sin estar sujetos a la aprobación del otro mediante likes.
Ese día estaba en el ordenador con los auriculares escuchando Hiromi Ueara, ya vivía en Málaga luego de haber terminado con Londres, nuevamente intentando salir adelante con el turismo, que es a lo que me venía dedicando antes del viaje.
Los ruidos de las grúas que removían escombros y escavaban el suelo, eran insoportables, luego que se demoliera el edificio lindante con mi apartamento, lugar donde se está construyendo un hotel o algo así.
En el ordenador intentaba poner en claro algunas ideas musicales, en cuanto a lo que siempre fue mi intención acerca de apostar por el arte ante todo, llevaba cuatro años dirigiendo el grupo Percutora Jam Band, el grupo de percusión en Málaga que improvisa sus shows con un particular lenguaje de señas creado por Santiago Vazquez, con quien tuve la oportunidad de estudiar su lenguaje y enseñarlo luego a mis compañeros del grupo.
Nuestra orquesta de improvisación con señas se encontraba ensayando y dando talleres de percusión en La Casa Invisible, un Centro Social y Cultural de Gestión Ciudadana, ubicado en el corazón de Málaga, luego de haberlo intentado casi todo, habiendo pasado por no sé cuantos lugares buscando uno que sea adecuado a lo que hacíamos con la “Percu”, pero todos sabemos que en Málaga no hay “muchos” lugares que apuesten al arte de esa manera, (y esto es tema para otro artículo).
Que lo que necesitaba producir debía atravesar muchas barreras para que destacara, y me detuve a pensar en esto de generar una experiencia que consista en disfrutar de la música improvisada y en que otros enfoques se podía hacer un detenimiento para atraer al público con el fin de poder compartir la energía que se siente al improvisar con éste maravilloso lenguaje de señas, quería producir algo para todos, para la audiencia, y para los artistas también.
Una de las cosas que aun no se había podido hacer desde mi conocimiento era improvisar a oscuras, a estas alturas ya tenía pendiente hacer un trabajo artístico que no esté vinculado a la imagen.
Me apetecía disfrutar sencillamente de un concierto diferente, que su composición fuera capaz de transportar a la audiencia al sitio donde fue compuesta la música.
Comencé a soñar con un mundo ideal de conexión musical, un espacio propicio para soñar, para efectuar viajes a través de líneas melódicas complejas y movilizantes, obras temáticas contando historias geniales y gracias a la oscuridad poder integrar elementos sensoriales que ayuden a ambientar a la audiencia transportándola adonde la historia les quiera llevar.
Un musical a oscuras con momentos de improvisación dirigidos por señas en donde la audiencia pudiera sentir la energía reinante.
Me quedé un buen rato imaginando la idea escuchando música con los ojos muy cerrados, todo tenía sentido, estaba disfrutando mientras iba dándole solución a cada situación en mis pensamientos, estaba naciendo una idea con la cual me conecté de inmediato y estaba seguro que podía llevarla a cabo, ¡Qué subidon! Tenía todos los elementos y los conocimientos previos, estaba fluyendo todo en mi cabeza casi sin esfuerzo.
La idea me gustaba tanto que sacudía mi mente y todas las estructuras previas, como la aplanadora de la obra que hacia vibrar todo el edificio…
Próximo capitulo: Te seguimos contando cómo surgió la plataforma de conciertos a oscuras The Blind Musical Experience.
Todos tenemos muchas ideas, uno de los desafíos más grandes es hacerlas realidad, con todas las dificultades que ello supone.